viernes, 22 de mayo de 2009

Eres Uno Con Dios


Orar es vincularte con Dios. Es crear un espacio sagrado en el cual puedes hablar con Dios y así aumentar tu conciencia de Dios en ti. Aquiétate. Aparta un momento para orar cada día. Comienza tu rato de quietud aquietando tu cuerpo y abriendo tu mente a una conciencia de Dios. Respira profundamente, consciente que estás en la presencia de Dios y de que esta Presencia está en ti. Deja ir tus inquietudes y ten fe en que todo está bien. Concéntrate. Cierra los ojos y deja ir cualquier pensamiento del mundo a tu alrededor, comienza a pensar en Dios… acerca de Su presencia en tu vida. Centra tu mente en un pensamiento, una idea o un versículo bíblico que resuene contigo. Repite esta idea una y otra vez, bien sea en silencio o en voz alta, hasta que se convierta en tu único pensamiento. Medita Permite que este estado mental de concentración te lleve a una conciencia más profunda de Dios. “Estad quietos y conoced que yo soy Dios.” Date cuenta, Reconoce desde lo más profundo de tu ser, de que eres uno con Dios. Permanece en este conocimiento, en esta comprensión a medida que sientes Su presencia sagrada. Es una “comunión silenciosa del alma.” En este estado receptivo de mente y corazón, está atento a la inspiración de Dios, a las respuestas a tus oraciones. Da gracias. Permite que la gratitud sea tu respuesta a esta experiencia de comunión con Dios. Da gracias por las bendiciones en tu vida, y muéstrate dispuesto a recibir tu más alto Bien.

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