Todos somos ángeles... todos! desde el comienzo hasta este momento. Los ángeles estamos hechos de Luz y Amor, cada uno tiene una historia propia de vidas vividas y esa Luz puede cambiar de intensidad o de tonalidad a medida que vamos evolucionando... Todos los ángeles somos diferentes, tenemos esa Luz que nos hace únicos y el resto reconoce perfectamente bien, sin confundirnos con otros.
Los ángeles formamos parte de una Gran Familia, más grande que la familia que tenemos en la tierra.
Cuando un ángel necesita aprender algo o enseñar algo a alguien toma la decisión de habitar un cuerpo pequeñito que va a ser su templo durante su estadía en la tierra... antes de venir, hay una Luz que lo atrae más que cualquier otra, es una atracción que no puede evitar, se le hace fácil y simple reconocerla entre tantas otras porque tiene algo especial, una conexión que ya Dios estableció para un fin que aún no conocen ninguno de los dos... esa Luz intensa, que brilla más que otras y se destaca del resto, es su mamá en la tierra. Es quien lo va a ayudar en todo lo que necesite para alcanzar ese fin que Dios eligió para su más alto bien... Lo va a cuidar y proteger cuando sea indefenso y tambien cuando deje de serlo... van a estar unidos aún cuando termine esa vida en la tierra.
Ese ángel que habita en el cuerpo de la mamá va a esperar encontrarse con ese ángel que elige vivir una experiencia humana...
Cuando cada uno de nosotros ya aprendió lo que tenía que aprender o ya enseñó lo que tenía que enseñar, vuelve con su Gran Familia de ángeles que espera con ternura, con alegría y con paz su regreso.
La conexión con todas las personas que fueron significativas en esa vida va a perdurar, permanecerán unidos por un hilo de Luz y Amor que no pueden percibir pero sus almas lo conocen perfectamente y no dejan de sentirlo nunca. Cuando todos regresan, ese hilo ya no es necesario... ya todos son UNO y están unidos en AMOR INCONDICIONAL.
Así es cómo todos los ángeles que deciden tener una experiencia humana, experimentan un contacto inquebrantable con su Gran Familia, por lo que nunca se separan ni en la tierra ni el cielo...sólo que el templo que elegimos para vivir nos hace olvidarlo por un ratito, para que podamos alcanzar el fin por el que estamos acá.
Todos somos UNO, todos estamos UNIDOS, todos somos LUZ y AMOR INCONDICIONAL.
Y nuestro fin en la tierra es RECORDARLO...
Inspirada por el recuerdo de Mateo, el ángelito que aún sigue unido a nuestros corazones por ese hilo de LUZ y AMOR que no vemos! Te amo y te honro.-
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